domingo, 16 de marzo de 2014

Los domingos saben a despedida


Hay una escena de Love Actually que últimamente siempre se me viene a la cabeza. Se trata del inicio de la película, donde el narrador habla sobre las despedidas y los reencuentros en el aeropuerto de Heathrow.  Desde hace unos meses piso todas las semanas la estación, para reencontrarme o para reencontrarle, y supongo que es el hecho de que ahora me encuentre en esta tesitura, el que me ha llevado a observar con más detalle la cantidad de abrazos y besos de despedida que ocurren al mismo tiempo en una estación. 

Es algo que siempre ha estado ahí, en cada viaje que he hecho, en cada visita a la estación o al aeropuerto, siempre en segundo plano, sin importarme, sin ni siquiera dedicarle un segundo de mi tiempo a reflexionar sobre cuán triste son las despedidas en la estación. También debo afirmar, sin miedo a equivocarme, que si bien antes éstas eran escenas aisladas, esta situación, desgraciadamente, es algo habitual en los días que corren. 

Hay despedidas de todo tipo, de los que se van para volver pronto, o de los que se marchan para largas temporadas; despedidas entre hermanos, padres e hijos, parejas y matrimonio, e incluso despedidas entre amigos que te alargan a la estación y ayudan con las maletas; despedidas de aquellos que se marchan cerca, y de aquellos, que se marchan lejos; despedidas de las que gustan antes de un viaje merecido, y despedidas que los de arriba han conseguido que sean la única salida para muchos. 

Por eso ahora, nuestra suerte la mido en los pocos kilómetros que nos separan.

Los domingos saben a despedidas,
y no a esas dulces que ocurren en el portal; no:
saben a despedidas amargas,
de esas que rompen el calendario
y marcan nuestras agendas.

Los domingos sin ti saben a despedidas,
pero  despedidas sin adiós,
con besos de hasta pronto.


Texto: Natalia Huertas.
Video: Opening Love Actually film

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