martes, 10 de febrero de 2015

Anteojeras



Buscaste tu propia calor,
traspasando los límites transfronterizos
entre el bien y el mal,
sin pagar ni tasas ni peajes de conciencia,
sin síntomas de moral arrepentida
o fiebre de honestidad...

Y te quemaste.

Querías comer,
darte un banquete con las sobras, aún calientes,
alimentado a tu ego ebullicente
sin mirar sobre quien caían las migajas
de tu gula, con cierto sabor a infancia,
por ser el centro, por ser alguien...

Y te comieron.

Te disfrazaste
con unas viejas anteojeras de cartón y hueso
para no dejar de centrar la vista
en el único punto de tu lista de propósitos para año nuevo:
admirar hasta hacer brillar
al agujerito sucio de tu ombligo.

Pero se te acabarán cayendo...

Y verás como entonces,
nos fuimos sin hacer ruido.



Texto: Natalia Huertas
Foto: Quick2004 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

No olvides firmar tu comentario: